Poesías de Ramiro
La siega
Ramiro Sánchez (poesías 2008)
Al público aquí reunido
Agradecemos de veras
Que nos acompañen hoy
En la fiesta de la siega
Cuando me hablaban del tema
Ante todos lo confieso
Lo que hoy es realidad
Yo pensaba que era un sueño
Antes de entrar en materia
Hoy quiero felicitarles
A Juan Carlos y Mirian
Concejales, y en especial al alcalde
Creo que es bueno recordar
A nuestros antepasados
Y en los últimos años
Las cosas como han cambiado
Antes se hablaba un lenguaje
Que se entendía en nuestra tierra
Se hablaba de los hombres y mujeres
Ahora son miembros y miembras
Al que sabía leer
Le decían que era muy listo
Como continúe así
Este va para Ministro
Ha pasado mucho tiempo
Y está muy bien recordarlo
La penuria que ha pasado
Aquella gente del campo
Lo primero que se hacía
Recoger las algarrobas
Se iba antes de amanecer
No existían las ocho horas
El año que venia bueno
La gente allí se recrea
Lo mejor para cogerlos
De mañana y con marea
A continuación venía
La siega de la cebada
Si está seca, la espiga se le caía
Y verde el grano se le menguaba
Como había muchas faenas
Y el tiempo era muy justo
Muy difícil coincidir
De segarla en su punto
Seguidamente se hacía
La recogida del heno
Que coincidía a la vez
Con la siega del centeno
Las mañanas eran buenas
Para segar el centeno
Por las tardes con el sol
La recogida del heno
Cuando se segaba el trigo
El trabajo se desborda
No había tiempo suficiente
De atender a tantas cosas
En todos estos trabajos
La única maquinaria
Una piedra de aguzar
Y la hoz y la guadaña
Se abría parte del rastrojo
Había que cuidar las vacas
También llevaba su tiempo
Los huertos de las patatas
Para acarrear la mies
Se tenía que madrugar
Porque las vacas o burros
Después tenían que trillar
Cuando calentaba el sol
Todo el día en el trillo
Allí participan todos
Desde el abuelo hasta el niño
A la una de la tarde
En burro, con aguadera o serones
Se les llevaba al campo
Comida a los segadores
A las nueve de la noche
Cuando caían los calores
También se llevaba en burro
La cena a los segadores
Es muy grato recordar
A las personas del campo
El trabajo mal sufrido
Y el menos remunerado
Yo también fui labrador
Pero con muy poca maña
Nunca aprendí a segar
Ni a la hoz ni a la guadaña
Si hacía frío o calor
La ropa nunca cambiaba
Su calzado, los albarcas
Y con los trajes de pana
En los meses de verano
Sólo había, dos días de fiesta
Lo dedican al aseo
Descansar y dormir siesta
Esas dos tardes y noches
Ellos corrían sus juergas
Tomándose unos vinos
Recorrían las tres tabernas
Ya no se cultiva el campo
Se abandonó la labranza
Por eso han descendido
Todas las piezas de caza
Con el tiempo llegará
Lo que ahora parece un sueño
La gente, abandonará la ciudad
Y retornará a los pueblos.